notas sueltas

Notas Sueltas es un espacio de opinión sobre diversos problemas de carácter social, económico y político de interés general. Los comentarios pueden enviarse a: jdarredondo@gmail.com

sábado, 11 de mayo de 2024

LA HUELGA, LA MANTA Y EL DESPLEGADO.

“La verdadera paz no es simplemente la ausencia de tensión, es la presencia de justicia” (Martin Luther King).


Sábado 11 de mayo, 11 de la mañana y sereno. En la reja del acceso principal de la Universidad de Sonora, un grupo representativo de la Asociación de Pensionados y Jubilados de la propia institución se presentó en apoyo a los trabajadores del sindicato STEUS, en huelga.

El grupo colocó una manta donde se expresa el apoyo irrestricto a los trabajadores y sus demandas. Se pone de manifiesto la solidaridad de los trabajadores del pasado con los del presente, justamente para que hoy se escriba una nueva historia de respeto y compromiso entre la Institución universitaria y los futuros luchadores sindicales.

En la manta se reproduce una frase que es consigna y propósito: “Defenderemos el derecho a la huelga con la huelga misma: STEUS”. Así de claro, y así de justo.

En paralelo, circula un desplegado suscrito por 62 organizaciones patronales y civiles cuyo propósito parece ser el de llamar al diálogo entre las partes, subrayando el daño que sufre la educación superior y la sociedad con este conflicto.

Sin embargo, en la vida real, y al margen de las consignas patronales de una supuesta comprensión de las necesidades del trabajador, se desarrolla el drama de la subsistencia, de las familias que ven lejana la meta de llegar a fin de mes por más que se estire el salario.

Familias que tienen hijos en edad escolar que estudian en los diversos sistemas y niveles educativos y que, desde luego, incluyen a la educación universitaria, a la que apuestan por ser pública y, además, de calidad regional y nacionalmente reconocida.

Si bien es cierto que en la UNISON se cobran cuotas por diversos conceptos es, a pesar de estos gastos, una opción que permite a los jóvenes de clases económicamente modestas prepararse profesionalmente y, eventualmente, acceder a mejores condiciones económicas.

Así, pues, la UNISON es una universidad popular, a pesar de los embates mercantilistas y la mentalidad aspiracionista que el neoliberalismo de huarache esparció por sus órganos de dirección y su base laboral. La meritocracia se incuba en los pasillos, en los cubículos y en los sistemas de estímulo monetario, pero esto es otro asunto.

Los trabajadores manuales y administrativos en huelga saben que reclamar la reestructuración del tabulador es una cuestión de primera necesidad, que resolver el rezago salarial que coloca a muchos en situación de marginación por estar por debajo del salario mínimo, que exigir una mejora en sus percepciones semanales y quincenales no es otra cosa más que luchar por la dignificación del empleo y el ingreso.

También saben, o debieran saber, que una mejora en el salario supone una mejor pensión o jubilación; mejores posibilidades para que sus hijos y dependientes puedan tener acceso a la alimentación, la educación y la calidad de vida que mínimamente les corresponde de acuerdo a la ley laboral y la Constitución federal.

Están conscientes de que las generaciones que hoy deprenden de su sueldo universitario serán los profesionistas del mañana, esos jóvenes que tanto preocupan al gobierno y a los organismos empresariales que hoy se rasgan las vestiduras siendo que quizá, en el futuro, se complacerán en ignorarlos por venir de una universidad pública.

La solidaridad de los pensionados y jubilados es una manifestación humana, responsable y seria, porque los trabajadores retirados ya pasaron por ahí, conocen los vericuetos de la demagogia, de las amenazas veladas, de los recursos “legales” que excluyen al factor trabajo frente a la imagen y expectativas patronales.

Es la mano que se tiende por parte de la experiencia y la memoria sindical hacia quienes luchan en el presente por su futuro, por sus familias, por una institución que nació del pueblo y debe servir al pueblo. No queda duda de que la mejor defensa del derecho a huelga es la huelga misma. Adelante.


viernes, 10 de mayo de 2024

ENTRE ADVERSARIOS TE VEAS

No hay duda de que los tiempos que corren revelan las caras y las caretas de una oposición víctima de sus propias filias y fobias, complejos y profundas miasmas morales sin excluir, por supuesto, a las huestes de chapulines y ratas abandona-barcos que en las olas de la coyuntura buscan poner a salvo su trasero de un eventual descalzone electoral.

Las corruptelas reveladas y por revelar causan revuelos mediáticos que agitan las lenguas en modo contraataque contra la verdad incómoda que describe y documenta el por qué de la defensa de esa inmensa cloaca sistémica llamada neoliberalismo, por más que los actores en plan de sicarios desinformativos se taqueen las partes pudendas tras cada encueramiento, tras cada orden de aprehensión, exhibición de documentos inculpatorios y cada acto fallido del Prianismo organizado.

El Poder Judicial, que quita los pecados del hampa, se empeña en sostener la impunidad delictiva en aras de la estabilidad del sistema, entendida como la conveniencia de no hacer olas en las aguas acedas que dan vida y destino a las fortunas familiares, al nepotismo y la prostitución institucionalizada que quema incienso en el altar de los tenedores de concesiones y de omisiones judiciales.

Aquí, el criterio parece ser dar el beneficio de la protección federal y estatal a los delincuentes funcionales al viejo sistema que la actual administración combate en la medida en que los jueces y magistrados lo permiten, aunque sea más que evidente cómo el juzgador pasa a formar parte del lado transgresor.

Se ve que los usos y costumbres sólo son fórmulas políticas de reconocimiento en el caso de los pueblos indígenas, pero en los grupos empresariales y familiares se toma como parte del patrimonio personal, algo así como la tierra para el señor feudal actualizado.

¿Se imagina alguien que tiene poder y no lo usa para salir de pobre, clasemediero, o simple millonario paga-impuestos? ¿Dónde queda el glamur, el encanto y la magia del ejercicio de poder si no se puede ser funcionario público y empresario privado al mismo tiempo? ¿De qué sirve mascar chicle si no se puede pegar en cualquier parte?

¿Por qué no acordar con los gringos la liquidación del dominio de la nación sobre sus recursos, infraestructura y servicios, a cambio de jugosas sociedades que garantizan empleos e ingresos futuros? ¿Para qué sirve el petróleo, el gas y la electricidad si no se usa como escalera para ascender en la consideración de las empresas transnacionales y los gobiernos que las impulsan?

¿Acaso no hay expresidentes de la república que dieron concesiones para después ser funcionarios de las empresas extranjeras favorecidas? ¿Acaso no tenemos expresidentes que desde el poder ejecutivo sirvieron de enlace estratégico e informantes de la CIA, la DEA o cualquier otra agencia que trabaja por la “seguridad nacional de ‘América’” y el mundo?

¿Será que lo políticamente correcto incluye no ver, no oír y no hablar de la corrupción y menos en la forma y mecanismos para reducirla y eventualmente erradicarla?

¿Tenemos que aceptar que la idea del “destino manifiesto” y la doctrina Monroe son dogma de fe política y fatalidad histórica para México, Latinoamérica y el Caribe, y que la superioridad de Estados Unidos es por mandato divino, tanto como la idea de que el “pueblo de Israel” es dueño de la tierra entre el Éufrates y el Nilo, “por mandato de Yahvé”, su dios exclusivo?

¿El derecho internacional y las normas de la guerra sólo sirven para garantizar que EUA e Israel no sean los afectados, pero sí sus oponentes, reales o virtuales? ¿La unipolaridad es el dogma supremo político dictado por el mismísimo creador del universo? ¿Seguiremos siendo la cucaracha arrojada por el ser supremo en el frasco de las hormigas angloamericanas e israelíes?

Lamentablemente, la oposición (de claro signo conservador y neoliberal) parece sintonizarse con los usos, costumbres y expectativas de control y dominación de la anglosfera, sus empresas transnacionales y la apología de “democracia”, “libertad” y “derechos humanos” que el sistema económico maneja como placebos chatarra de una verdadera pero ausente visión humanista e incluyente, de espaldas a la multipolaridad internacional de índole soberanista e independentista que postula que cada pueblo tiene derecho de decidir su destino y desarrollo.

México viste una camisa de fuerza impuesta por la anglosfera continental, que pasa por ser acuerdo comercial pero que invade con eficacia la vida interna del país, sometido al escrutinio y la intervención extranjera, incluyendo la presencia militar de EUA, con el pretexto del combate al narcotráfico y el entrenamiento de tropas para la prevención y respuesta en ataques con “armas de destrucción masiva”.

Tomando en cuenta de que tras cada farsa hay un farsante, nuestro país bien haría en definir por cuenta propia cuál es su posición en el juego de la democracia y la seguridad, al margen de los delirios ridículos que padecen nuestros vecinos del norte, y defender de pensamiento, palabra y obra la soberanía nacional, y no sólo en el discurso soberanista que rechaza el intervencionismo mientras que permite la presencia de tropas extranjeras para efectos de “colaboración y entrenamiento”.

De igual manera, resulta contradictorio defender el espacio económico nacional mientras se disponen medidas para aumentar la inversión extranjera en la frontera y los puertos nacionales, en áreas estratégicas que se pueden ver seriamente comprometidas al ser puestas a disposición del expansionismo continental de EUA, subrayando el papel de México como espacio logístico en la lucha económica y militar del Norte contra Rusia y China, en este caso en materia de gas, petróleo y rutas comerciales.

Como se ve, los adversarios locales no están del todo desligados de los supuestos socios y amigos externos que inciden en la política y economía internacional de corte colonial.



jueves, 2 de mayo de 2024

MAYO, HUELGAS Y CANDIDATOS

 “¡Cómo me gustaría ver a todos con un trabajo digno! Es esencial para la dignidad humana” (Papa Francisco).

 

Por convicción le digo que en una huelga primero los trabajadores. Ahora, si después de esta declaración de principios usted decide dejar la lectura con una mentada de madre en la mente… o quizás en la boca, le diré gracias, gracias de todo corazón porque seguramente usted es alguien que administra rigurosamente su tiempo y no lo pierde en cosas que lo incomodan.

La huelga en sí es un acto extremo en la lucha por mejores condiciones de trabajo y de vida; suele señalarse con el dedo acusador de quienes creen que las empresas se mueven solas, gracias a la diligencia de las mentes maestras que están detrás de los escritorios ejecutivos y las salas de juntas, pero, la realidad demuestra que la luna no es de queso y que el trabajador es quien mueve la maquinaria social, en lo pequeño y en lo grande.

Algunos dicen que no debiera haber suspensión de labores en las escuelas o en los hospitales, pero si revolver patas con bofe es la solución mágica para cualquier acertijo vital, la realidad pone las cosas en su lugar y revela que si alguien se cura es porque una mano humana intervino con paciencia y con sapiencia. Claro, siguiendo la ruta de la mano encontramos a un ser humano al completo que estudió, practicó y ahora trabaja en lo suyo... y que requiere, como cualquiera, comer, vestir y habitar.

En la escuela básica o superior, el aula en sí, no enseña, sino que contiene la masa de interacciones que se dan en lo que algunos llaman el proceso de enseñanza-aprendizaje, donde unos “aprenden” lo que otros “enseñan”. Unos quieren saber algo y otros lo saben, lo que da lugar a una serie de interacciones formalizadas en lo que llamamos escuela.

Aquí los que saben han documentado su saber mediante títulos y constancias que se adquieren al final de un largo proceso donde muchos quedan a mitad del camino, en una carrera intelectual donde la sobrevivencia no está garantizada por razones económicas, de salud, oportunidad y en no pocas ocasiones, de fatalidad.

El que sabe, es decir, el trabajador académico, ha asumido una misión de alto riesgo, donde la envidia, la incomprensión y las disposiciones de la autoridad pueden ocasionar estrés, depresión, problemas digestivos, cardiacos, de autoestima y más, que se traducen en neurosis y psicosis de cara al embrollo de pagar las cuentas: la renta, el gas, el cable, los gastos familiares alimenticios, educativos, de salud, además del ISR en forma cautiva.

Frente al cúmulo de gastos a cuenta del ingreso “profesional”, lo que queda es la medida de la estabilidad del sujeto, su margen de maniobra, la holgura presupuestal que pasa de ser un buen nivel de vida a la camisa de fuerza que le impone su estatus laboral.

Cosa parecida ocurre con los trabajadores administrativos y manuales de las instituciones, que sudan la gota gorda diariamente para que el edificio institucional se mantenga airoso, lucidor y habitable. Sin duda, la imagen institucional, pasa por los edificios administrativos, las aulas, los laboratorios, los campos y áreas deportivas y recreativas, que lucen bonitas gracias a que el trabajador dejó en ellas su arte y amor por la camiseta.

Igual ocurre con la logística institucional, los trámites y el orden burocrático que se mantiene gracias a que alguien hace algo de manera correcta y a tiempo.

Para algunos candidatos es fácil mascar chicle y pegarlo en las universidades, prometer lo que no empobrece, aunque en algunos casos envilece. Montarse en la huelga es, sin duda, un acto que lejos de ser solidario es oportunista, como también lo es lucrar con las tragedias presentes y pasadas en aras de fingir empatía coyuntural con los afectados.

Este mayo los trabajadores marcharon y sus gritos y consignas para nada fueron de gratitud y complacencia, sino de reclamo y esperanza. De reclamo porque hay asuntos pendientes por resolver en el plano de la justicia social y laboral, de esperanza porque se sabe que la fuerza laboral depende de sí misma y no del favor del poderoso.

En el día internacional de los trabajadores, los sindicatos universitarios dijeron presente ante la sociedad y el gobierno. Por el bien de México, ánimo y adelante.


viernes, 26 de abril de 2024

SE HACE BOLAS EL ENGRUDO

 “La esperanza de un mundo seguro y habitable recae en disciplinados inconformistas que se dedican a la justicia, la paz y la fraternidad”: Martin Luther King.

 

Al momento de redactar esta nota, la Universidad de Sonora seguía en huelga y acababa de realizarse una marcha masiva donde con la concurrencia de sindicatos solidarios se reclamó a la autoridad competente, en caso de haberla, prestar atención a las demandas de los trabajadores en huelga, pensando en la proximidad del plazo fatal para que el sindicato de los académicos, el STAUS, decida si va a poner las banderas de huelga enseguida de las del STEUS.

Mientras los académicos universitarios reclaman transparencia en el manejo presupuestario, en la asignación de plazas originalmente académicas pero atraídas por la administración, veracidad en las declaraciones de las autoridades, y justicia para el sindicato actualmente en huelga, aflora el dato de que hay trabajadores manuales y administrativos que perciben mensualmente menos del salario mínimo, lo que nos coloca en las condiciones laborales casi porfirianas que rebelan precariedad, además de un tabulador sin actualización donde los puestos de trabajo no guardan la correspondencia esperada con los niveles salariales.

Se pudiera decir que la huelga obedece al reclamo urgente de que las autoridades dejen de jugarle el dedo en la boca a los trabajadores, que haya respeto por el contrato colectivo de trabajo, que se evite la creación de “castas doradas” o camarillas privilegiadas que impiden la justicia laboral y la transparencia al interior de la administración y los sindicatos.

Por otra parte, la fuerza sindical debe canalizarse en favor de los trabajadores agremiados y en congruencia con los intereses colectivos representados en los contratos colectivos, sin simulaciones ni mecanismos de censura o exclusión, al margen de las normas laborales y estatutarias.

Un aspecto importante es el que las marchas no sólo sean recursos mediáticos que sirven para satisfacer la necesidad de legitimación de las dirigencias, sino que sean la expresión de un movimiento serio, sólido y militante en favor de los trabajadores.

No hay duda que la paz laboral se logra con el cumplimiento de los acuerdos entre la parte patronal y la representación de los trabajadores, y no con la ausencia de sus manifestaciones. La paz porfiriana hace mucho que se superó gracias al movimiento revolucionario de 1910-17, así que el actual gobierno debe refrendar su compromiso con la clase trabajadora y sus familias, respetando la ley y los contratos colectivos.

En otro asunto, resulta por lo menos curioso que el gobierno de los Estados Unidos siga mandando miles de millones de dólares en apoyo a Ucrania e Israel, al mismo tiempo que lamenta las muertes de civiles y la devastación de la asediada Franja de Gaza.

De la misma forma en que se reprimen violentamente las protestas de estudiantes universitarios en contra de la guerra que patrocina el gobierno de Joe Biden que no tiene empacho en declarar que su apoyo económico va en beneficio de su industria armamentista, de la seguridad de Estados Unidos y del mundo.

Llama la atención que, en el plano nacional, la oposición señale que la reforma a las pensiones es un atraco, siendo que se trata de revertir el daño causado por la privatización neoliberal de las pensiones, el abuso de las administradoras de los ahorros de los trabajadores y de la propia banca metida en el negocio.

Difícilmente se puede estar en contra de una medida legal en favor de que los jubilados conserven su capacidad adquisitiva porque, finalmente, esos ingresos pensionarios se vierten en beneficio del comercio local y en la calidad de vida de los trabajadores retirados. Pero la oposición neoliberal sin manipulación y terrorismo mediático no es oposición.

Tampoco se puede explicar el gobierno de los Estados Unidos sin los señalamientos condenatorios hacia nuestro gobierno (como puede ser a cualquier otro) acerca de las posibles violaciones a los derechos humanos, la democracia y las libertades, al mismo tiempo que patrocina guerras, viola el derecho internacional y la soberanía de naciones y gobiernos legalmente electos, además de atentar contra los derechos y libertades de sus propios ciudadanos, como lo atestiguan los estudiantes universitarios reprimidos por manifestarse contra la guerra que pinta como un nuevo Vietnam o Afganistán.

El intervencionismo gringo es patológico, absurdo y plenamente intervencionista. Una verdadera ofensa al orden legal internacional y al respeto a la integridad, el régimen interno y la soberanía las naciones. La idea de que son los guardianes del planeta es, por lo menos, una ridícula perversión de carácter colonial anclada en las prácticas abusivas y expansionistas de hace 200 años.

La sociedad requiere un replanteamiento de sus prioridades, un nuevo ejercicio de valoración de cuáles son las coordenadas de la paz y el progreso mundial y decidir entre aceptar acríticamente los caprichos, excesos y pulsiones genocidas de Estados Unidos y socios europeos, o abogar por un mundo multipolar donde sean respetadas la soberanía y valores internacionales, en términos de igualdad e inclusión. Actualmente, una alternativa justa y progresista es la representada por los BRICS.

La moneda está en aire y el mundo debe estar atento a que no se le haga bolas el engrudo. La mecha de la guerra sigue ardiendo y sólo un esfuerzo de cordura y sensatez puede apagarla. 

      

 

          

martes, 16 de abril de 2024

HUELGA... ¿Y QUÉ MÁS?

 

“La justicia es la constante voluntad de dar a cada uno su derecho” (Justiniano).

 

La Unison está en suspensión de labores, las banderas rojinegras de huelga se pusieron en punto de las cinco de la tarde el día lunes 15 de este mes por parte de los trabajadores del STEUS, organización gremial de los trabajadores manuales y administrativos al servicio de la Universidad de Sonora.

La situación ha llamado la atención de los diversos medios informativos y la tropa variopinta de comunicadores y opinólogos está en pleno despliegue de sus habilidades descriptivas e interpretativas, puliendo las respectivas bolas de cristal para desentrañar el rumbo de conflicto, el encuentro de culpables, la naturaleza y monto de las afectaciones, la posible acción de las autoridades involucradas o por involucrar en términos de su competencia.

Por su parte, los estudiantes sin clases levantan la voz a favor o en contra de la huelga, siendo la segunda opción la que comúnmente termina siendo privilegiada por la prensa seria e institucional de siempre.

Los liderazgos estudiantiles de coyuntura, como es natural, claman por la solución del conflicto y acuden a las instancias y espacios propios del caso, como fue la conferencia de prensa del gobernador del Estado el día martes 16, que se convirtió en una cuenta más del rosario argumental del derecho constitucional de los estudiantes a la educación, frente al propio de los trabajadores a la huelga.

En realidad, no hay oposición o contradicción entre un derecho y otro, ya que corren por carriles distintos, por su naturaleza y alcances. En este sentido, resulta artificial y mal intencionado buscar su contraposición.

Por fortuna hay estudiantes que entienden la situación de los trabajadores y el derecho a la huelga como un recurso extremo para el logro de sus demandas, así que no es raro el apoyo estudiantil a los trabajadores. Recordemos que el estudiante de hoy es el trabajador de mañana.

Resulta probable que nadie les haya explicado que el derecho a la educación, así como su gratuidad, deriva de la obligación constitucional a la misma, pero en el nivel básico educativo a cargo del Estado. La educación superior es protegida e impartida por el Estado, pero no es obligatoria, sino opcional.

En cambio, el derecho de los estudiantes universitarios deriva del Reglamento Escolar, que establece los requisitos de ingreso, permanencia y egreso de los alumnos. En este sentido, en caso de huelga, el derecho a la educación subsiste y se reactiva en el momento en que la institución vuelve a la normalidad operativa, y se hace una recalendarización de los cursos en respuesta al tiempo requerido para su culminación.

Llama la atención que el gobernador haya hecho un recuento de las huelgas habidas en la UNISON para decir que nos alejan de la “excelencia”, como si la calidad formativa de la institución dependiera de negar el derecho de los trabajadores.

Insinuar que la calidad educativa depende de la ausencia de conflictos laborales, es tanto como condenar a los trabajadores a la inexistencia social y política que nuestras leyes plenamente les reconocen tras el triunfo de la Revolución sobre el Porfiriato, lo que es, por lo menos, un despropósito y un absurdo.

También lo es afirmar que “el estatuto sindical” establece como requisito que estalle la huelga para iniciar negociaciones, porque parece ignorar que los estatutos de los sindicatos se refieren básicamente a los principios que crean y justifican al sindicato, sus órganos de decisión, sus funciones y los derechos y obligaciones de los miembros, y que los aspectos y procedimientos laborales corresponden, como es lógico, a la ley de la materia.

Por otra parte, considerar que un sindicato que no se va a la huelga es “maduro”, es caricaturizar los intereses laborales, ya que las huelgas no son producto de la “inmadurez” sino de la ausencia de condiciones que permitan llegar a acuerdos y evitar echar mano de este recurso legal y legítimo de la clase trabajadora. Así las cosas, parece que el gobernador está mal informado.

En otro asunto, los trabajadores pensionados y jubilados afiliados al ISSSTESON siguen esperando que “les haga justicia la transformación”, en forma del pago retroactivo del incremento a sus pensiones. Se sabe que este gobierno ha sido sensible a las carencias de este sector de la sociedad, pero la única forma de remontar el rezago es… remontándolo.

 

 

 

viernes, 12 de abril de 2024

EL ASALTO

 “Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es paz” (Benito Juárez).

 

Aún crece el moretón que Ecuador ocasionó en la piel de Latinoamérica al asaltar la policía con armas en mano la embajada de nuestro país.

En la peor tradición de los países bananeros el asalto se inscribe dentro del recetario dictado por la CIA o algún otro brazo de la “inteligencia” del Tío Sam, seguido puntualmente en naciones cuyos actores sociales y políticos obran como pequeños tentáculos del cefalópodo mafioso del norte que se autonombra “América”.

A pesar de los hechos y las evidentes violaciones al derecho internacional, tenemos gobiernos que no se atreven a condenar el asalto y llevarlo a las instancias internacionales competentes, en una omisión cobarde que atestigua su sumisión a Washington, y aquí destacan Argentina, Costa Rica, Uruguay y Paraguay.

Llama la atención la reciente visita de la general Laura Richardson, titular del Comando Sur del Pentágono a Argentina, donde el presidente Milei les concede la instalación de una base en la Antártida argentina a cambio de un avión militar. Así de barata es la soberanía y así de obsequioso es Milei.

Lo cierto es que la instalación de cada base gringa en Latinoamérica es un golpe directo a la seguridad de nuestro subcontinente, y una amenaza real a la estabilidad política de nuestros gobiernos. Aquí la pregunta sigue siendo ¿por qué tiene que haber bases gringas fuera de su territorio? ¿Qué razón hay para que tenga “comandos” en el norte y sur de nuestro continente, entre otros emplazamientos militares alrededor del globo terrestre? ¿Los estados nacionales no son libres y soberanos?

El caso en el que la policía asalta una sede diplomática, agrede físicamente a un representante del gobierno mexicano y se perpetra un secuestro a un asilado político es inadmisible y enteramente condenable, sentando un precedente que mancha la diplomacia no sólo latinoamericana sino mundial.

Las ya históricas intervenciones de Estados Unidos en los países cercanos y lejanos a sus fronteras deben ser tomadas con seriedad, y dar pasos firmes hacia la verdadera independencia, libertad y soberanía de las naciones, dejando de lado consideración de evidente tono colonial apenas disfrazadas con el ropaje de “lucha contra en narcotráfico”, “contra el terrorismo”, “por la democracia”, “por el progreso”, “por la cooperación internacional” entre otros subterfugios intervencionistas.

¿Por qué vemos como lo más natural que una potencia extranjera dicte la política económica y las normas de relación social en un modelo cuya uniformidad destruye la riqueza cultural y la diversidad latinoamericana?

¿O que provea de armamento a terceros países y lucre con la muerte y el dolor? ¿O que financie y prepare grupos que difícilmente pudieran escapar a la definición de terroristas, o grupos de la “sociedad civil” que actúan como palancas de desestabilización de gobiernos legítimos?

El atropello ecuatoriano a la embajada de México ha suscitado el azoro y la condena internacional, de tal manera que incluso la OEA y la ONU han deplorado el hecho. Sin embargo, parece difícil que de los dichos se pase a los hechos y que el violentador del derecho internacional sufra las consecuencias.

Quizá la impunidad bajo el manto de ser satélite de Estados Unidos logre que el gobierno de Ecuador se libre de las consecuencias de la acción que se señala. Quizá la ONU, la OEA, CELAC y la Corte Penal Internacional terminen buscando justificaciones y atenuantes, pretextos y dilaciones para no cumplir con lo que debiera ser la defensa de la inviolabilidad de las sedes diplomáticas, de sus bienes, vehículos y funcionarios.

En un mundo unipolar donde ciertas regiones se consideran traspatio o reserva de recursos naturales y estratégicos, todo es posible. El derecho y la legalidad son chistes privados reservados para la sobremesa entre el hegemón y sus satélites. Los países con aspiraciones de ser libres y soberanos pueden esperar en la antesala.

En este juego de poder transnacional tienen un papel importante las campañas y reclamos sobre la protección “del ambiente”, de las “especies en riesgo de extinción”, de tal o cual producto de exportación “sospechoso de estar contaminado”, de las malas prácticas de pesca, entre muchos otros motivos de intervención, bajo los supuestos del tratado comercial vigente, que actúa como camisa de fuerza geopolítica.

Tampoco hay que dejar de lado la presencia de saboteadores nacionales que hacen nado sincronizado con los conglomerados informativos bajo la mirada de los intereses desestabilizadores de la potencia del norte. La oposición política-electoral presenta particular virulencia sin respetar los límites que marca la ética y los valores nacionales. La traición y la mentira flotan en el aire.

Es deseable que la comunidad latinoamericana y caribeña recupere, reconstruya y fortalezca los fundamentos de su identidad y haga del desarrollo la expresión de su voluntad independiente, que fortalezca sus lazos de hermandad y respetuosa convivencia, que avance en el camino de la multipolaridad y la soberanía poniendo un alto definitivo a la densa red de complicidades y argucias de índole neocolonial.

El asalto en Ecuador no sólo afecta la soberanía de México, sino que representa la obscena y cobarde cara del intervencionismo unipolar y de cómo la diplomacia y el derecho sólo pueden tener sentido y valor cuando se defienden. Ya basta.

  

viernes, 5 de abril de 2024

LA NUEVA MALDITA PRIMAVERA

 

“Las cosas que aborrezco son sencillas: la estupidez, la opresión, la guerra, el crimen, la crueldad. Mis placeres son escribir y cazar mariposas” (Vladimir Nabokov).

 

Muchos siguen horrorizados por los acontecimientos en Europa Oriental, y azorados pretenden entender el por qué del conflicto bélico entre Ucrania y la Federación Rusa, donde el malo de la película es, obviamente, Rusia, puesto como país agresor y enemigo de la democracia según el evangelio del Tío Sam, ignorando olímpicamente el contexto histórico, el fin de la guerra fría y, desde luego, los acuerdos de Minsk y la mano del Departamento de Estado.  

Otros no salen de su asombro al enterase de que se recrudece el conflicto palestino-israelí con un saldo de decenas de miles de muertos y contando.

El caso es que diariamente nos encontramos con una buena cantidad de notas informativas que pintan la primavera con colores más que sombríos, y las promesas de renovación parecen esfumarse en cuanto las expectativas optimistas de temporada se ponen en contacto con una realidad que va en sentido contrario.

A estas alturas del conflicto, es impresionante el número de consumidores de prensa que creen que el choque ruso-ucraniano empezó hace dos años por una invasión que escandaliza las buenas conciencias y convoca al mundo a enderezar sus baterías contra el agresor designado.

Los miles de millones de euros y dólares “en favor de la democracia y las libertades” se traducen en los hechos en una sórdida dependencia del país defendido hacia sus benefactores, quedando en el plan de estado fallido pero bendecido por los prestamistas internacionales (léase EUA y sus socios europeos) y con el beneplácito de los grandes fabricantes de armas y sus más que complacidos distribuidores.

La guerra en curso es, simplemente, una guerra económica que está arruinando a Europa, desindustrializando y descapitalizando su economía en beneficio de Estados Unidos que, como es usual, tira la piedra y esconde la mano. En este marco, mientras los gobiernos orientan su discurso en favor de las energías limpias, se invierten vidas y dólares en el control del gas y del petróleo.

Ahora, como durante el turbulento siglo pasado, el discurso va por un lado y la realidad por otro, planteando una paradoja que surge de las expectativas de sobrevivencia y de la forma de entender el mercado, donde los hechos debieran tener más peso persuasivo que las palabras.

Por otra parte, la idea de que el conflicto palestino-israelí parte de un ataque terrorista contra Israel resulta tan peregrina como suponer que Estados Unidos lucha por la democracia y los derechos humanos dentro y fuera de su territorio.

Aquí es importante considerar el dominio inglés sobre Palestina tras la Primera Guerra Mundial, y la influencia de la casa Rothschild que hizo posible la emigración y aspiración colonial de los judíos sobre ese territorio, y que fue justamente una decisión occidental apuntalada por Estados Unidos lo que dio por resultado en 1948 la creación del estado israelí, en perjuicio de Palestina.

En este contexto mafioso de falsedades y manipulación informativa internacional, reproduzco el trabajo en verso de Pedro Miguel ilustrado por Cintia Bolio en la revista El Chamuco, número 165, del 12 de enero de 2009, titulado Genocidio en Gaza, que ilustra la vieja intención colonialista de Israel contra Palestina:

 

Ataca Tel Aviv, a sangre y fuego, / las paupérrimas casas palestinas/ y como sus tendencias asesinas/ quedan al descubierto luego luego, / dice, con los escombros a la vista:/ “Aquí el que se defienda es terrorista”.

En los desamparados arrabales / mueren niños, ancianos y mujeres, / y las casa, con todos sus enseres, / incendian los soldados criminales, / pero dice Israel con displicencia, / que todo es legítima defensa.

No hay luz, agua ni gas; no hay hospitales / para curar civiles lesionados; / los pasos de frontera están cerrados, / no hay salidas aéreas ni navales. / En resumidas cuentas, así pasa / y así se vive el holocausto en Gaza.

Aduce Tel Aviv que su designio / es meramente humanitario; alega / que su demostración de furia ciega / nada tiene que ver con exterminio / y aquél que lo critique queda casi / sin remedio marcado como nazi.

Nomás eso faltaba: el asesino / a otros achaca sus horrores / y quiere culminar sin detractores / la matanza del pueblo palestino / que padece la infamia de una guerra / ideada para echarlo de su tierra.

Pues es eso, en el fondo, lo que quiere / Israel con su ímpetu incendiario: / perpetrar un despojo inmobiliario. / Por eso bombardea, mata, hiere, / y pretende que el mundo intimidado, / dirija la mirada hacia otro lado.

 

Como se ve, ni la bronca entre Rusia y Ucrania empezó hace un par años ni la de Palestina e Israel hace unos meses, aunque el común denominador es el sórdido interés occidental de apoderarse del patrimonio ajeno donde destaca el petróleo, a juzgar por la enorme reserva que posee Rusia y la que se encuentra sumergida frente a las costas de Gaza, bajo la mirada codiciosa de Israel, EUA e Inglaterra.

Al parecer, Occidente babea de ambición al contemplar las riquezas y ventajas estratégicas de Eurasia y el Medio Oriente, con aspiraciones de avanzar hacia China y otras regiones. Así pues, la lucha “por la defensa de la democracia y las libertades” tiene como trasfondo la más negra y hedionda de las ambiciones. Despertemos.